miércoles, 6 de enero de 2010

EL PRIMER DECENIO DEL SIGLO XXI

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre

Por Federico Malavassi

Este año (2010) es el último del primer decenio del siglo XXI. Quienes ya vivimos en él, podemos decir sin duda alguna que somos ciudadanos del siglo XXI.

No obstante, habrá que tomar en consideración que los cambios y mareas de la historia y cultura humana cada vez se suceden más profundos y en menos tiempo. O sea, que es muy posible que a mediados de este siglo se viva de un modo muy diverso al actual. Por ejemplo, es indudable que las personas en 1910 no tuviesen la menor idea de todo lo que el siglo XX tenía reservado o por suceder: dos guerras mundiales, la bomba atómica, la ONU y los derechos humanos, la división del mundo por el marxismo y la posterior recomposición, los adelantos tecnológicos (telecomunicaciones y computadora), los trasplantes de corazón, los viajes espaciales, el avance de la genética y los cambios políticos, solo por decir algunas cosas.

¡Qué tiempos! Decía Churchill (Historia de Inglaterra …) que los cambios en los primeros siglos después de Cristo se sucedían con tal lentitud que era improbable que una persona, en toda su vida, pudiese apreciar lo que estaba pasando. En la actualidad es todo lo contrario, ya no son los viejitos quienes hablan de los otros tiempos sino que hasta nuestros hijos comentan las diferencias y los cambios.

¿Podremos ser capaces de tener una idea de lo que nos tiene el siglo XXI con solo vivir en su primer decenio? Algunos diarios y comentaristas se han apurado a declarar los acontecimientos del decenio (1/10 del XXI) sin que éste haya terminado.

Es menester señalar una vez más que el primer año del siglo XXI fue el 2001. El conteo inició con el año 1 (no hubo un año cero), de modo que el primer siglo terminó en el año 100 (no en el 99). Así, entonces, el primer año del siglo XX fue el 1901. El último, por consecuencia, fue el año 2000 (no el año 1999). Digo esto por cuanto si los informadores y comentaristas ni siquiera distinguen el decenio, hay poca esperanza de que nos orienten en los signos de la época, los sucesos destacados y la información precisa.

Buena parte de la Humanidad sigue el conteo de los años según esta forma (o sea, que estamos en el año 2010 dC). ¡Cuán hermoso sería que también una buena parte de la Humanidad viviera según la doctrina de Cristo! O sea, amando a Dios , amando al prójimo como a sí mismo (hay que valorarse y amarse también), viviendo según las virtudes y mandamientos, respetando la vida y la dignidad humana, intentando no pecar y arrepintiéndose de los pecados, orando y laborando, difundiendo la buena noticia y sintiendo la alegría de ser hijo de Dios. Estoy seguro de que estaríamos más seguros de lo que nos depara el futuro y más claros en el rumbo de los cambios.

Sin embargo, creo que desdichadamente no es así. Hasta hay quienes se lanzan a plantear un futuro sin Dios, sin religión, sin Iglesia.

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