miércoles, 21 de abril de 2010

¿AUTONOMÍA?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

De verdad que el papel aguanta todo lo que le pongan, pero la verdad es que se ha hecho gran alharaca en relación con la captura de un oficial de tránsito cuestionado por presuntos actos de corrupción dentro del campus de la UCR.

El pleito no lo iniciaron los oficiales del OIJ. Los insultos y el pleito se originó en una reacción irregular de un grupo de estudiantes y sindicalistas. La autonomía universitaria no queda en peligro ni cuestionada por la actuación del OIJ sino por la irregular reacción de un puño de estudiantes y sindicalistas. ¿Quién ensució el campus?

Además, las señales enviadas a la comunidad nacional son muy ambigüas y peligrosas: ¿se quiere que el campus sea refugio de qué? ¿Qué pasará cuando los propios estudiantes sean víctimas de asaltos, agresiones y otros delitos? ¿Estarán a salvo los malhechores que rondan la calle de la amargura con solo entrar al campus?

La cuestión se pone más enredada y complicada al estudiar los pronunciamientos y respuestas de las autoridades universitarias. ¿Entendieron lo que pasó o están comprometidos con qué clase de grupo elector? ¿No estaría más cuestionada la autonomía cuando se empeñaron recursos públicos en la lucha contra el TLC, cuando se discriminó a los estudiantes que apoyaban el indicado tratado o cuando algunos ganaron TCU repartiendo volantes contra el libre comercio?

Peor aún, el asunto se sale de razón cuando una turba de gamberros en nombre de la santa autonomía sale a las calles a bloquear el libre tránsito, a complicar la libertad de los demás y a realizar actos rayanos en vandalismo y coacción. Embozados como terroristas, escondiéndose su cobardía en caras tapadas y haciendo daño al prójimo pretenden restaurar una supuesta lesión a la razón y la inteligencia. ¿Verdad que no hay proporción ni racionalidad en tales conductas?

De paso, echan a perder la fama del resto de estudiantes, de los que van a clase, de los que luchan por imponer razón en su vida, de los que trabajan para progresar, de los cumplen las leyes y respetan la libertad ajena.

Al final, parece que no importa una coima, no importa ofender a las autoridades, no interesa limpiar nuestra Costa Rica sino hacer exorbitante un privilegio, abusar de un concepto y complicar a vida de los transeúntes y ciudadanos que todos los días tienen que circular por las congestionas calles de nuestro país.

¿Es para eso que quieren tener un sitio especial? ¿Es en estos pronunciamientos y reuniones que se gasta el dinero del pueblo costarricense? ¿Por mantener estas actuaciones es que regateamos recursos a otras áreas de la educación pública?

Todo este abuso, violación de derechos, exceso de ofensas y torcedura de la verdad no parece el camino de la libertad de pensamiento, no rima con la lógica y la crítica, no hace armonía con el esfuerzo patrio por financiar las universidades públicas y no encaja con los valores nacionales.

miércoles, 14 de abril de 2010

Y … ¿LA CARRETERA A SAN CARLOS?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre

Por Federico Malavassi

Estamos a menos de un mes de que termine la segunda Administración Arias Sánchez. En la revisión de las cuestiones pendientes aparece una grave alarma: la carretera a San Carlos.

Recuerdo que involucré en el proyecto porque uno de los diputados de la fracción del Norte (don Carlos Salazar) me solicitó ayuda para superar la espesa tramitomanía que impedía la realización del proyecto. Parecía que las autoridades se proponían desaprovechar la colaboración de Taiwán.

Visitas a Ministros, a la Contraloría y al sitio, discusiones largas y complicadas sobre soluciones, llamadas y esperas fueron apenas parte de la labor desplegada. Incluso, nuestra fracción desplazó a un colaborador al MOPT para que ayudara con el proyecto (como si no tuviéramos nada que hacer).

A fin se inauguró la obra y empezaron los trabajos. Hubo festejos, discursos y felicidad. Pero … la actual Administración (de acuerdo con la Constitución corresponde al Poder Ejecutivo el manejo de las relaciones internacionales) decidió romper abruptamente con Taiwán y cambiarlos por la China continental. Ello significó una grave complicación para el desarrollo del proyecto.

¡Cuántas promesas se hicieron entonces al pueblo sancarleño! ¡Que cuatro vías! ¡Que carretera de alta velocidad! ¡Que se incluirán las puntas! ¡Que aspergiado de canela y lazitos en las puntas! Al final de la Administración Arias Sánchez la carretera no está, las puntas faltan y el asunto no parece resuelto.

Me parece que este asunto no debe pasar inadvertido sino todo contrario. Creo que esta carretera ha sido uno de los temas complicados en la ruptura de relaciones con Taiwán. Estimo que hay un deuda moral ineludible, de parte de la saliente Administración, en dejar arreglado el asunto que no pudo finiquitar.

Dice que los chinos ofrecieron suficiente ayuda para cubrir los proyectos que quedaron en descubierto por la salida de Taiwán. De ser así ¿qué se hizo el dinero?

La verdad es que el proyecto de carretera tiene más de un cuarto de siglo y de verdad resulta muy doloroso percatarse de que cuando estaba a punto de realizarse entonces la “alta política” se encargó de hacerlo caer.

Cuento esto para que no se olvide. Subrayo que todos deberíamos insistir, pues la carretera no beneficiará sólo a un parte del país sino a toda Costa Rica.

Me encantaría que me refutaran, señalándome con hechos que estoy equivocado, que el proyecto sí está vivo, que se construye en tiempo y que el pueblo no quedará defraudado.

miércoles, 7 de abril de 2010

LOS NUEVOS DIPUTADOS

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

El pasado Lunes (5 de abril) recibieron las credenciales los diputados que iniciarán su gestión el próximo primero de mayo. El TSE realizó la ceremonia, con la formalidad, alegría e importancia que tiene.

Cada vez es más importante que los diputados se impongan de su importancia y valor. En el momento en que juran su cargo (el próximo primero de mayo), dejan de ser representantes de partido y se convierten en representantes nacionales.

Asumen, en conjunto, la gestión de uno de los poderes del Gobierno costarricense. Deben comprender que constituyen el tradicionalmente llamado primer poder de la República (ya no lo son, porque por reforma constitucional se ha devuelto o reconocido tal posición al mismo pueblo) y no pueden ser sumisos del poder Ejecutivo.

Todos son gobierno (y no solo los del oficialismo). Colectivamente pueden mucho, en grupos también pueden e individualmente también tienen poder.

Sin lugar a dudas, su principal función es el control político. Y es menester entender a fondo tal tarea: hay que indagar, estudiar, analizar la marcha de la Administración pública, pedir cuentas, revisar los informes de gasto público, investigar el uso de recursos públicos (no solo los dineros), emplazar a los funcionarios públicos, denunciar y ser ojos, oídos, mente y corazón de los ciudadanos. Se supone que cada cual está tranquilo en lo suyo porque tiene un representante que hará lo propio para que marche bien la gestión pública.

También tienen, todos y cada uno, la función de ser representantes de intereses generales (diputados por la Nación) y la específica responsabilidad de hablar por quienes los han elegido. Esta tarea es esencial: no pueden quedarse callados, no deben votar sin explicar, no pueden decidir sin estudiar y siempre tienen que dar explicaciones.

¿Y la legislación …? Pues sí, también tienen el poder (que no el deber) de dictar leyes. Han de comprender que cada ley (salvo que sean derogatorias) impone obligaciones y limita la libertad. Las limitaciones a la libertad, a más de racionales, razonables y proporcionales, han de ser estrictamente necesarias.

Asimismo, hay una importante labor de nombramientos. Para los magistrados se requieren dos terceras partes, así que debería pesar esa mayoría calificada en la selección de los mejores y no solo los que convengan a la mayoría accidental (y no absoluta) del oficialismo.