miércoles, 24 de junio de 2009

¿LIBERTAD O PROHIBICIÓN?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

La noticia de que la Sala Constitucional ha anulado la liberticida medida conocida como restricción vehicular ha producido multitud de reacciones.

Unos se alegran de no tener que pagar la multa asignada por el parte hecho. Otros disfrutan del viento de libertad. La Ministra la tomó con resistencia a la Sala (la resolución es erga omnes). Un grupo se ha afanado y lamenta la decisión constitucional.

Pareciera que este grupo representa la “domesticación” costarricense. Costa Rica necesita infraestructura e ingeniería de tránsito, no medidas arbitrarias tomadas al amparo de una potestad inexistente. Lo sorprendente es que muchos están dispuestos a sacrificar la libertad por un supuesto plato de lentejas …

Los usuarios de vehículos pagan una suma nada pequeña (impuestos a los combustibles, en específico, más impuestos de ruedo y los de importación) por circular en nuestro país. El ofrecimiento público era que el impuesto a los combustibles se usaría para infraestructura vial y necesidades relacionadas.

Pues lo curioso es que el Estado costarricense ha sido incapaz de cumplir su parte. Ha desviado los fondos, no los ha gastado oportunamente, no ha hecho obras significativas y al cabo de 15 años la única ocurrencia es restringir la circulación de vehículos. Además, la Municipalidad de San José se ha empeñado en cerrar calles y hacer paseos peatonales (pero sin ofrecer solución vial).

¿Es seguro para una señora ir en bus o en taxi? ¿Es seguro para estudiantes y profesionales ir en bus o en taxi con sus computadoras? ¿Hay rutas apropiadas para las necesidades de quienes habrían de sacrificar el uso de su vehículo?

Lo sorprendente no es que el Estado costarricense y sus funcionarios carezcan de imaginación y soluciones adecuadas. No es nuevo que en lugar de solucionar nuestros problemas con nuestra plata más bien la usen en otras cosas o no la usen bien. Tampoco hay que asustarse con la reacción pública de prohibir el uso de automóviles en lugar de tener respuestas apropiadas.

Lo que sí debería ser motivo de asombro es que haya un grupo de costarricenses que sea partidario de la prohibición, que no entienda que hay que exigir servicios e infraestructura por el dinero pagado y respuestas apropiadas a los problemas ciudadanos.

Lo que sí tiene que preocuparnos es que algunos piensen en un supuesto interés público que anule los derechos ciudadanos y los intereses de las personas.

Quizás algunos deban repasar la letra del Himno al Quince de Setiembre.

miércoles, 17 de junio de 2009

¿CONTINUIDAD O CONTINUISMO?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre

Por Federico Malavassi

La convención del PLN ha mostrado un interesante desafío y parece que muchos observadores y analistas, internos y externos, debaten exactamente sobre lo mismo.

Los participantes en la convención (unas confesiones y la mera observación me permiten concluir que fueron muchos que no colocábamos en el PLN) parecían apostar a dos visiones distintas del mismo fenómeno.

Se trata de la extensión de la gestión del Presidente Arias, cuestión que resultó el tema principal de discusión en la Convención.

Para unos se trata de continuidad, o sea, la continuación de la gestión de Arias, realizada por su designada heredera, Laura Chinchilla. Para otros se trata de continuidad, es decir, de cómo es incorrecto que se extienda tal gestión, interpósita mano.

Por los primeros, la continuidad no sería más que la virtud de extender una gestión que consideran estable, confiable, abierta y encomiable. Para los del bando contrario se trata de lo que señala el diccionario, una “situación en la que el poder de un político, un régimen, un sistema, etc., se prolonga indefinidamente, sin indicios de cambio o renovación.”

En los pocos debates se fue manifestando la diferencia de visiones. Casi resultaba paradójico ver a un par de precandidatos criticando la gestión de su propio partido.

En la calle y en muchos círculos se fueron evidenciando las posiciones irreconciliables. Para unos se trata de estabilidad, gobernabilidad y buenas percepciones, en tanto que para los otros incluso ya no contaban las calidades del contendiente (las cuales muchas veces daban por mal calificadas) sino el valor de atravesar una solución de continuidad.

¿Será el mismo tema que domine la campaña nacional? ¿Se determinará de la misma manera?

Ello puede llevar, nuevamente, a una radicalización en la etapa final de las elecciones, similar a la que se presentó en el 2006. Después de que en el 2002 ninguno sacó más del 40% en la primera vuelta, en el 2006 hubo dos candidatos que superaron dicho porcentaje porque evidentemente el motivo de los electores se hallaba entre reelegir o no al expresidente Arias.

De proseguirse con tal disputa, reitero, no sería de extrañar que alguno de los candidatos de oposición logre concentrar suficientes votos para remontar la diferencia que parece tener Laura Chinchilla con todos sus perseguidores.

No obstante, hay una gran diferencia. Por un lado, estimo que la discusión sobre el TLC llevó a una radicalización nacional que pareciera estar latente. Pero por otro lado, la gestión del presidente Arias está a la vista, no es una expectativa sino un hecho palpable.

¿Será una decisión entre la calificación de continuidad o continuismo?

miércoles, 10 de junio de 2009

HACE 20 AÑOS

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

¡Parece mentira! A veces piensa uno que Alfredo Le Pera tenía razón con aquello de “que veinte años no es nada”, inmortalizado por Gardel. Porque 1989 está a la vuelta del calendario y sin embargo, era el siglo pasado y otro tiempo.

Fue el año de las películas “Querida, encogí a los niños” y “La sociedad de los poetas muertos”. También aparecieron “Los Simpson” como serie propia, se lanzó el primer satélite para el GPS (sistema de localización satelital) y biólogos italianos descubrieron cómo hacer animales transgénicos en un laboratorio. Asimismo, el 23 de marzo, se inauguró la Pirámide del Museo del Louvre, la nueva entrada. Igualmente, por motivo del dopaje, el 5 de setiembre la FIA le quitó el record de velocidad a Ben Jonson, estableciendo un hito.

En 1989 cayó el Muro de Berlín. En realidad, lo que se cayó fue la “Cortina de Acero” (expresión de Churchill), símbolo de la división que en Europa (primero, y en el mundo después) implantaron los marxistas entre la democracia de Occidente y su forma de gobernar.

Año vertiginoso, espectáculo que muchos creen que fue incentivado por las gestiones de Juan Pablo II y Ronald Reagan. La URSS se retira derrotada de Afganistán (su Viet Nam) y se derrumba el bloque soviético, llevándose con él el marxismo de Europa Oriental. A Gorbachov se le fue de las manos el proceso de glasnost (apertura) y perestroika (reforma o restructuración) y el mundo comunista (con algunas excepciones cercanas) se derrumbó.

En marzo se reconoció el derecho a huelga en Hungría. En abril, en Polonia, se legalizó el sindicato Solidaridad y el Parlamento aprueba la reforma democrática y se disuelve; luego, el 12 de septiembre el nuevo el Parlamento aprueba el gabinete propuesto por Tadeusz Mazowiecki (escritor que con Lech Walesa fundó Solidaridad): el primer gobierno democrático desde la II Guerra Mundial.

En agosto hay manifestaciones en Lituania, Letonia y Estonia que marcan el inicio de la independencia de estas naciones. El 9 de noviembre se abre Alemania Oriental a Occidente y cae el Muro de Berlín. Al puro final del año, 29 de diciembre, Checoslovaquia pone a un demócrata (Vaclav Havel) como Presidente.

En junio se dieron los sucesos de Tiananmen (China), brutal represión de un pueblo que pide apertura y libertad. Allí se destaca el rebelde desconocido (se atraviesa de pie a un tanque y provoca una imagen inolvidable).

En Chile, el 14 de diciembre, el pueblo eligió Presidente a Patricio Aylwin, después de 17 años de dictadura.

En octubre de ese mismo año, se promulgó en Costa Rica la Ley de la Jurisdicción Constitucional, que abrió camino a un sistema de Justicia Constitucional. De ello comentaremos después.

miércoles, 3 de junio de 2009

TRAGEDIA AMBIENTAL

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Si nos dijeran que se están haciendo grandes construcciones sin viabilidad ambiental (no sabemos por lo tanto si se ha hecho el estudio de impacto ambiental) y si, además, nos dijeran que estas construcciones implican grandes movimientos de tierra y afectan a miles de personas (polvo, barro y otras cosas), todos estaríamos de acuerdo en que se tomen medidas ejemplarizantes.

Si nos dijeran que en una construcción han tomado el pelo hasta al Presidente de la República, embarcándolo a inaugurar unas casetas cuyos servicios sanitarios vierten directamente las aguas crudas a la cuenca de un río, en lugar de tratarlas o disponer de ellas en un tanque séptico, todos clamaríamos por sanciones y cierre del negocio.

Si nos informaran que una compañía constructora no ha dispuesto conforme a la legislación de los árboles que ha tenido que cortar, que la madera respectiva no ha llegado a su destino fijado por ley, todos insistiríamos en una sanción y otras medidas cautelares.

Si nos llegara la noticia de que una compañía constructora no ha dispuesto de los escombros ni de la tierra adecuadamente, sino que los ha tirado donde le ha quedado más cómodo, en las cuencas de los ríos y a través de la obra y no en los lugares comprometidos, todos estaríamos remachando en la necesidad de detener la obra, hacer una investigación y aplicar fuertes sanciones.

Si nos contaran que una compañía constructora ha hecho más movimientos de tierra que los previstos en planos, que ha bajado las rasantes correspondientes y que ha hecho graves daños a los mantos acuíferos, todos gritaríamos que detengan la obra, que se indague qué ha pasado, que se inicien las acciones correspondientes y que las autoridades respectivas actúen oficiosamente.

Si nos percatáramos de que la garantía ambiental de una gran obra no corresponde con el valor de la obra, todos pediríamos revisión de la garantía y la actualización del caso.

Sin embargo, pareciera que bajo el pretexto de que se trata de una obra pública muy necesaria y cuya construcción lleva más de 30 años de atraso, algunas autoridades y funcionarios no reaccionan adecuadamente. Digo “algunas” porque sí constan inspecciones, “no conformidades” y denuncias pero … (desdichadamente) a quienes corresponde la decisión final no la toman.

Sé (porque consta en documentos) que un estudio preliminar del daño ambiental habla de casi 40 millones de dólares. Sé (porque un diputado pidió la información) que para las obras en Sabana Sur y Hatillo-Escazú no existe la viabilidad ambiental. Sé que para la carretera a Caldera se han presentado múltiples anomalías y muy serios daños ambientales. Sé (porque vi la fotografía) que por allí andaba quien gerencia el proyecto mientras una vagoneta tiraba material donde no debía.

¿Qué más hay que decir?