miércoles, 11 de noviembre de 2009

CAYÓ EL MURO DE BERLÍN

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Sí, hace 20 años se derrumbó este cerco a la libertad, este secuestro de los alemanes orientales, esta división contranatura que impuso el marxismo en el centro de Europa.

La URSS, con alguna connivencia occidental, se dejó la mitad de Europa al final de la Segunda Guerra Mundial. Solo el perspicaz Churchill señaló que caía una “cortina de hierro” que dividía entonces a los europeos.

La URSS implantó su organización socialista, estatista, autoritaria, exportadora del marxismo en la mitad de Europa. Era como un imperio. Estaba dirigido por los sucesivos Secretarios Generales del Partido (los nuevos césares). Y aunque la URSS fue cocausante de la Segunda Guerra Mundial (pacto Ribbentrop-Molotov, 23 de agosto de 1939: luego del cual alemanes y soviéticos invadieron Polonia), apareció al final como ovejita blanca, quedándose con las tierras, bienes y científicos de su antiguo socio.

Quizás la inyección de recursos que América hizo a la URSS durante la Segunda Guerra Mundial y su posición post guerra dieron la impresión de un gran poderío y que éste era basado en la organización socialista. Al final todo cayó. Cayó el Muro de la Opresión, cayó la Cortina de Hierro, cayó la URSS, cayó el marxismo, cayó el autoritarismo y nuevamente surgieron un apreciable número de sociedades libres.

Gorbachov había impulsado la reestructuración (perestroika) y la apertura o transparencia (glásnost) del agotado régimen soviético a mediados de los ochentas. En realidad la situación era insostenible.

También hay que recordar que en Occidente había dos grandes líderes: el Papa Juan Pablo Segundo, al frente de la Iglesia, y Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos.

Al final de la década, la caída del Muro de Berlín simbolizaba la caída del mundo marxista que había oprimido a Europa Oriental durante un poco más de cuarenta años. Opresión que reprimió con armas y policía secreta, violaciones de derechos, muerte y cárcel a muchos polacos (Gdansk, 1970), checoeslovacos y húngaros. Que hizo surgir a muchos héroes como Jan Palach (checo que se martirizó con fuego), Lech Walesa, y los cardenales Wyzinsky (polonés) y Mindszenty (húngaro). La caída del Muro de Berlín significó la apertura a los aires de libertad por toda Europa.

Era el fracaso del marxismo, la impotencia del socialismo y la inutilidad del doloroso experimento soviético. Era, ni más ni menos, que el triunfo de la libertad. Las sociedades abiertas, con economías abiertas, con libertades y Estado de Derecho resultaron mejores, bien cimentadas y más humanas (con todos sus yerros).

Hay que aprender de los fracasos y recordar que la libertad tiene enemigos. En relación con la caída del Muro de Berlína, hay que recordar, contar y celebrar.

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