miércoles, 12 de agosto de 2009

¿ALCANZARÁ LA PLATA PARA LAS PENSIONES?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

¡Qué tirada! Y justo ando con la edad (52) del límite entre quienes parece que van a tener problemas y los que no.

Pues bien, la información es que la Supen no ve sustentable el régimen de pensiones de la CCSS. Las noticias son contradictorias, pues por una parte se habla de subir las cuotas y por otra el Presidente Ejecutivo de la CCSS sale a refutar la aparente crisis del régimen.

IVM es el régimen de invalidad, vejez y muerte. Se supone que a fuerza de cotizar (cuota tripartita: trabajador, patrono y Estado) habrá una jubilación o pensión si sobreviene el evento relevante (invalidez o incapacidad, edad y condición para jubilarse o muerte, para gracia de los parientes que se hallen en situación de beneficiarios).

Pero ¡qué vaina si la plata no alcanza! Por un lado, se presume que hay un cálculo actuarial razonable que permite tomar el dinero, capitalizarlo y luego repartirlo. El cálculo matemático se basará en muchas circunstancias: edad de retiro, inflación, siniestralidad (para determinar pensiones por incapacidad), expectativa de vida, rendimiento del dinero, salud de las personas y salud del fondo. Por otro lado, hay muchas cosas criticables: el régimen es trampeable y muchos aumentan sus cotizaciones de salida (incluso hay centros de trabajo alcahuetas) para salir con el máximo posible, ello se debe a que las prestaciones no resultan del acumulado real sino que se constituye un derecho a partir de un tiempo seleccionado. Ello produce injusticias (diferencias de ingresos cuando ya no se trabaja, originadas en una forma de otorgamiento y no en una cotización real).

Por otro lado, el fondo depende de la buena colocación de los dineros percibidos (seguridad e interés). Si hay desórdenes, la cosa no andará bien.

El Estado ha sido deudor complicado y, además, causante de la inflación. ¡Qué torta! Algunos se zafan mediante regímenes especiales y ello marca diferencias apreciables.

La cosa es que si Dios da salud y trabajo, pues a mí no me importa trabajar hasta el final de mi vida. Supongo que muchos pensarán igual. Pero la cuestión es que las pensiones juveniles y los regímenes privilegiados le quitan a uno el impulso. Asimismo, las abismales diferencias que a veces se dan mediante maniobras o privilegios.

Porque si en lugar de salud y trabajo le sobreviene a uno enfermedad e incapacidad, entonces si estamos feos. Ponerse en la fila de las cinco mil cirugías atrasadas del Calderón Guardia y que además no le alcance la plata a la CCSS para la pensión sí que sería una desgracia. Porque sin plata y sin salud, estaría uno sin opción. ¡Qué triste!

¿Arregló las cosas la Ley de Protección al Trabajador o no? Que no me vengan con el cuento que además estoy entre los que tienen que cotizar más y recibirán menos.

1 comentario:

Sejo dijo...

¿Hay voluntad política para arreglar los problemas de las personas de a pie, como la seguridad social, pensiones, seguridad ciudadana... como la hubo para "arreglar" los problemas de algunos grandes capitales con el TLC con USA?

No pueden con un pueden (¿no quieren?) con una platina, menos con cosas grandes y de verdad necesarias