miércoles, 18 de febrero de 2009

MÁS SOBRE EL NEGOCIO DE LA POBREZA

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre

Por Federico Malavassi

Muchos amigos me han preguntado y sugerido temas y asuntos relacionados con la columna acerca de “El negocio de la pobreza” que fue publicada la semana pasada.

La verdad es que el asunto del almuerzo de la gente del Banhvi se presta para chistes y escándalo, pero reitero que hay que tomar la verdadera lección. Para algunos se trata de una cuestión de insensibilidad (discutir entre viandas carísimas y excepcionales respecto de uno de los temas capitales de la pobreza, la vivienda).

Sin embargo, reitero que mi opinión es que el asunto por enfrentar es cómo hemos transformado la lucha contra la pobreza en un negocio. No solo en un negocio para hacer dinero a costa del cometido público, no solo en un modus vivendi para algunos sino que llega a crearse una costra, un grotesco modo de ser en algunas partes.

¿Acaso hemos olvidado que con la leche en polvo de las famosas asignaciones familiares se “marcó” una cancha de fútbol?

¿Será que se nos olvidó que eran los propios dueños de fincas quienes promovían su invasión para que el ITCO (el progenitor del IDA) tuviera que comprar los inmuebles?

De seguro que muchos no saben o habrán olvidado que la creación del IMAS iba a ser por un período corto, apenas mientras se acababa con la pobreza extrema (ahora se le perpetuó).

Y … en vivienda ¿se nos ha olvidado que primero fue la Cooperativa de Casas Baratas, luego un sistema de crédito desde la CCSS, luego el INVU, después el IMAS daba casas, luego fue el sistema de vivienda, con el dichoso Banhvi y hemos repartido cientos de miles de bonos de vivienda? ¿Ya solucionamos el problema o hemos dado lugar a pingües negocios?

Con tristeza, hemos de reconocer el hecho de que se ha alentado una forma de ser. Así como en el pasado cercano el Fondo de Emergencias fue saqueado, también hace poco apareció la noticia de que quienes no necesitan acaparan las becas concebidas para otros. El hecho es que muchos van interpretando que es mejor pedir en lugar de agenciárselas uno mismo. ¿Es que se nos olvida que en algunos proyectos o “urbanizaciones” el vendedor proponía al eventual comprador obtener el bono de vivienda? ¿Es que no recordamos que algunos dirigentes salían con casa en los proyectos de vivienda social?

No sé si ya paró, pero recuerdo que en nuestro país había precaristas profesionales, invasores de tierras y grupos de presión organizados para invadir y conseguir. Se ha dicho que hubo que ser precavidos y empezar a destruir los ranchos de quienes obtenían “solución de vivienda”, porque parecían que allí se anidaban nuevos intereses. ¿Será que el sistema está prostituyendo la manera de ser de la gente? No quiero generalizar, pero algunas cosas que se expresan y pasan en los albergues resultado del terremoto de Cinchona dejan mucho que desear. Hay un evidente contraste entre los que quieren volver a sus trabajos y casas y entre algunos que dicen que “les tienen que resolver …”.

A veces es fácil observar la conexión entre la perpetuación de la pobreza y el clientelismo político. A veces pareciera que no se estimula ni incentiva que cada cual dé lo mejor de sí mismo. ¡Achará!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien Don Federico, tenemos que esperar hasta cuando para escuchar sus propuestas?o tan siquiera las respuestas del escrito anterior?
Si no tiene propuestas le recomiendo que se haga un pancarta y salga a protestar frente a la casa presedencial, ya que las personas que hacen eso se ven mas esforzadas que ud muy comodo detras de un escritorio.