lunes, 10 de marzo de 2008

TURISMO Y VALOR AGREGADO

Menú Informativo, Revista oficial de CACORE

El turismo mochilero seduce a algunas personas. Es medio romántico, aparentemente simple y se ha corrido el rumor de que es ecológico y alejado de las inversiones de las multinacionales y empresarios del turismo.

No obstante, una sociedad debe preguntarse sobre cuál turismo le conviene más promover. Porque a la par de la idílica imagen del mochilero, hay que entender que gasta menos, no pocas veces se queda a hacer de guía de otros amigos, algunas veces busca ponerse a trabajar y ganarse unos pesos e incluso llega a competir con trabajadores locales.

La hipótesis de algunos es que contamina menos, se adapta al mensaje que ciertos grupos quieren dar de país comprometido con el ambiente y respeto a la naturaleza y que no trae la carga de los grandes grupos y corporaciones.

Ciertamente, hay quienes se molestan con algunos temas: grandes hoteles, empresas transnacionales, paquetes de turismo, grupos grandes y masificación turística, explotación del mar y la playa, aumento del tránsito, grandes movimientos económicos y el crecimiento de algunas fortunas.

Con ello aparece el tema de los bullangueros, las camisas floreadas (por las que no falta quien se ofenda) y el gran consumo de bienes y servicios. Sin embargo, este tema es clave para determinar la importancia del turismo.

Es una regla indefectible: se invierte más capital, se logra más eficiencia, se pagan mejores salarios y la economía mejora. En cuanto haya más valor agregado al producto (turismo), habrá más ingreso y más para distribuir y ganar.

Más empleados, más construcción, más salarios, más servicios, más turistas, más consumo, más satisfacción y el destino Costa Rica venderá no solo lo que la naturaleza le ha dado sino lo que sus habitantes, sus instalaciones, sus inversionistas y sus trabajadores producen. Se trata de agregar valor a lo que la naturaleza ha dado (no solo el volcán, la montaña, el paisaje, el sol, el mar, la playa, el bosque y la fauna) y cobrar por ello. Mejores y más habitaciones, mejores y más servicios (comidas y entretenimiento), mejor y más infraestructura (pública y privada) y entonces más divisas quedarán en casa. Es una ecuación que no falla. Con ello habrá más familias contentas, más cotización para la CCSS, más impuestos directos e indirectos, más necesidades satisfechas sin ayuda del Estado (IMAS, regímenes no contributivos, emergencias y otros) y más desarrollo del destino turístico. Por supuesto que no se trata de destrozar la naturaleza, el paraje ni romper reglas. Todo lo contrario, hacerlo armónicamente es una inversión, una conveniencia. Tampoco hay que perseguir al mochilero, todo lo contrario.

No son opciones excluyentes.
Federico Malavassi
EXDIPUTADO MOVIMIENTO LIBERTARIO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Federico, te felicito por este espacio.

Yo creo que has tratado en tu artículo un tema que nadie quiere tratar: "¿Qué clase de turistas necesitamos que visiten Costa Rica?"

Para muchos lo único que importa es la cantidad de personas que entran a nuestro país por las distintas oficinas de migración. Y lo peor, se jactan de esa cantidad sin importar la calidad.

Para empezar, las estadísticas sobre esta materia no son nada confiables.

Nada nuevo en Costa Rica.

¿Son turistas, extranjeros residentes, visitantes de extranjeros residentes, hombres de negocios haciendo negocios en Costa Rica, hombres de negocios turisteando en Costa Rica, pedófilos obteniendo ofertas en Jacó, conferencistas gays en Manuel Antonio, o mochileros fumando mecha en Puerto Viejo de Limón?

Independientemente de las distintas categorías de visitantes de nuestro país, has cuestionado algo entre líneas, y si así no fue te pido disculpas pero igual lo cuestiono yo, con relación a lo que como país debiéramos definir: "¿Qué clase de turismo queremos que visite Costa Rica?

No es fácil hacerlo, pero tampoco es imposible.

Te has puesto a pensar en qué sucedería si a esos mochileros les pidiéramos un requisito monetario de entrada al país, tal y como nos lo piden en España a los ticos.

Es más, te has puesto a pensar en cuánto le cuesta al país el ingreso de un mochilero y cuánto le deja al país dicho mochilero. Te apuesto a que la relación es negativa para el país.

Igualmente alguien podría afirmar que la relación para el país sería positiva desde un punto de vista económico pero negativa en lo moral y social en el caso de un pedófilo refinado hospedado en un hotel 5 estrellas; al final, tampoco queremos al pedófilo pero es más difícil de identificar.

Mi punto es simple... cualquier tipo de turista es mejor que el mochilero; el mochilero nada le deja al país, solo pérdidas y peor alimenta el tráfico y consumo de drogas, alienta rateros, y de ecológico lo único que le veo es que no gasta agua porque no se baña.

Olman Rímola Castillo
Cédula 1-774-886