miércoles, 9 de diciembre de 2009

CORREOS QUIERE UN MONOPOLIO

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Muy animoso, el gerente de Correos de Costa Rica SA, sale a la opinión pública a promover un proyecto de ley para que esa entidad tenga el monopolio (exclusividad) de un género específico de envíos. El propósito es garantizarse ingresos suficientes.

Ciertamente las comunicaciones han cambiado mucho. Recuerdo hace más de 45 años, que cuando visitaba a mis tíos en San Carlos, mi primera obligación al bajarme de la “cazadora” era enviar un telegrama a mis padres dando noticia de mi llegada.

También recuerdo, hace como 40 años, la amistad por cartas que desarrollaba con algunas amigas.

También recuerdo, hace poco más de 30 años, cuántas cartas (special delivery) envié a quien ahora es mi esposa, durante un viaje que hizo a Los Angeles para acompañar a su hermano menor. Con ilusión y ansiedad, ambos esperábamos las enjundiosas cartas que terminaron por llevarnos al altar.

Pero ahora las cosas han cambiado, la Internet nos resuelva la lejanía y más (también van fotos, imágenes de todo tipo, sonido y datos). Hace poco, desde México, pude atender allá mis deberes y acá enviaba las autorizaciones de transferencias bancarias. Cuando se administre debidamente la Ley de Firma Digital habrá más profundas transformaciones en las telecomunicaciones. El “fax” no había sido sino un dulce adelanto de tanta velocidad, inmediatez y facilidad.

Por supuesto que nadie piensa en el correo tradicional ni en los telégrafos. La clave Morse ahora solo aparece en ejercicios de boy scouts o en las películas. Es mejor usar otro tipo de operadores de envíos (o cuourier), el fax, los mensajes de texto, el correo electrónico, motomensajeros “El águila”, “El rápido” o lo que sea.

Es un hecho que la inventiva privada ha superado la antigua y encomiable institucionalidad postal del Estado. Quizás sea hora de pensar en un nuevo subsidio (si fuera aceptable) para una función que se supone necesaria (si es que existe).

Pero es inaceptable, eso sí, aceptar monopolios o regulación asfixiante de la libertad de envíos que ha impulsado el mundo actual. Si se dejan, hasta le ponen recargo a las moto pizzas.

Parece que no bastó el patrimonio completo de los antiguos correos, la eliminación de las franquicias ni la atribución de comunicación social. Tampoco la liberación de controles en el poco ortodoxo esquema de sociedad anónima del Estado.

Ahora la entidad quiere regulación de la actividad ajena y monopolio de una franja o segmento de los envíos. Todo en pro de una función social (en esquema societario y sin controles) y a costa de la iniciativa y dinamismo privado.


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