miércoles, 11 de marzo de 2009

CRISIS: ¿OPORTUNIDAD PARA QUIEN?

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Cuando se estudian las crisis económicas, queda claro que las acciones gubernamentales pueden agravarlas, evadirlas, postergarlas, incubarlas, paliarlas o ayudar a salir de ellas.

El análisis serio de lo que se ha hecho cuando aparece una crisis, evidencia cuán mal pueden resultar algunas acciones gubernamentales.

Por otra parte, es elemental entender que si quienes proponen las acciones públicas no saben cuáles son las causas de las crisis, entonces fácilmente propondrán acciones inconsistentes o incoherentes.

Algunos han atribuido la crisis actual a fantasmas inexistentes. Otros aprovechan para despotricar contra gobiernos, políticos o ideas. Muchos andan perdidos. Por ahí, algunos han dicho que es el fin del capitalismo, otros se han peleado con lo que llaman “neoliberalismo”, unos dicen que la culpable es la globalización y no faltan quienes la han tomado contra la economía de mercado.

Ciertamente, la crisis actual se inició en una parte del sistema financiero de los Estados Unidos. De allí se extendió a prácticamente toda la economía y todo el mundo. ¿Cuáles consecuencias se pueden extraer de ello? Las elementales: la importancia del sistema financiero en la economía y la importancia de los Estados Unidos en el mundo.

¿Fue una crisis originada en la libertad de mercado y en la esencia del capitalismo? Pues no. El sistema financiero de los E.U.A. estaba y está regulado, muy regulado (reglas y supervisión). Incluso, más bien es evidente que oficialmente había un estímulo a los créditos hipotecarios para vivienda (hay que recordar el tema de los créditos “ninja”: No income, No Job or Assets), créditos que contribuyeron a formar la burbuja que para muchos ha sido el detonante de esta crisis.

¿Globalización? Sí y no. La integración mundial fomenta la comunicabilidad y la interdependencia. Es posible que el crecimiento económico derivado de la integración económica se vea muy afectado por la crisis. Pero sin tal comunicabilidad o globalización no se había dado tal crecimiento económico.

Si se emprenden acciones de gran importancia y peso para enfrentar la crisis y se deducen de un mal análisis (diagnóstico), es muy posible que los resultados sean perjudiciales (apagar un incendio con gasolina).

Otra grave posibilidad es la de que se tomen acciones pública pero para que sea el gobierno quien intente capear el temporal. O sea, pensando en la suerte del equipo o partido del gobierno y no en la sociedad.

Así, por ejemplo, podría endeudarse el Estado, aumentarse el gasto público, iniciarse la construcción de algunas obras y dejar para quien venga atrás no solo el oneroso pago de la deuda y el creciente gasto público, sino la ingrata tarea de tomar las correcciones del rumbo administrativo y las medidas para enfrentar la crisis.
O sea, que según la bondad y corrección del diagnóstico y las medidas tomadas, algunas acciones podrían ser un escudo para el equipo de gobierno … no para el pueblo.

1 comentario:

Luis Carlos Delgado, MBA dijo...

Uno de los efectos de la globalización con esta crisis es que ahora es más evidente que las naciones han perdido el poder de controlar unilateralmente el rumbo de sus propios países. Esto aplica también para los Estados Unidos.

La crisis financiera ha hecho evidente que ni la poderosa reserva federal ni el departamento del tesoro pueden solos contra la crisis, sino que hace falta un esfuerzo unificado y sincronizado de las instituciones financieras del mundo (los bancos centrales, el FMI, incluso los inversionistas privados como los fondos soveranos).

Este fenómeno es bueno, porque va descentralizando la concentración de poder en el orden mundial. Es una oportunidad para que los demás países del mundo tomen el lugar que les corresponde. Ya no se trata de los Estados Unidos y los demás del G7. Europa, China, Brasil, India, los organismos internacionales, ahora todos cuentan y todos tienen un papel qué jugar.