miércoles, 7 de mayo de 2008

MAL PARA TODOS

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre Por Federico Malavassi

El vandalismo es uno de los mayores problemas que hay. Todos pierden, incluso quien comete vandalismo.

Hay barriadas que han perdido su teléfono público por maleantadas. El propio delincuente, su familia y su gente cercana pierde con ello. No habrá teléfono para emergencias, sufren sus parientes y amigos por no tener teléfono y en la suerte de la vida, quién quita si el propio malhechor tendrá necesidad del teléfono que echó a perder.

Así pasa con otros temas. Nuestra sociedad hace un gran esfuerzo para poner barandas a los puentes de las carreteras. Pero algunos vivazos roban el aluminio para “reciclarlo”. Cada vez que aparecen los puentes mochos o pelados se percata uno de este daño. Me enojo con los maleantes y más con los topadores (que no han de ser pequeños). No aportan al bien común, sino todo lo contrario.

Hace unos meses, mi amigo Eduardo se encontró con que no llegaba la electricidad a su casa. Sencillamente los ladrones de alambre de cobre se lo habían llevado. Todo cambió en su casa durante algunos días, en tanto empujaba con sus amigos para lograr la reposición institucional.
El fin de semana daban cuenta de que al Estadio de San Carlos le habían robado la mitad de la instalación eléctrica. Nuevamente todos perdemos …Por otro lado, se reporta que algunos incendios se originan en gente que está derritiendo las cubiertas aislantes del cable. O sea … que es como un secreto a voces quiénes están detrás de todo.

Me dice otro amigo que terminar este vandalismo no debe ser tan difícil. Que el cable no es de consumo popular sino que hay que examinar las exportaciones de chatarra. Que de paso encontraríamos interesante información fiscal.

Lo cierto es que las compañías eléctricas, los usuarios, todos los costarricenses y los propios autores de los actos vandálicos salimos perdiendo. El robo de cable eléctrico, del aluminio de las barandas, el ensañamiento contra los teléfonos públicos es absoluto mal para todos, mal común. Ni siquiera es un hecho que requiera examen para ver si se trata de alguna falacia de la composición. No hay nada bueno en ello. Hay un aparente enriquecimiento transitorio de unos pocos, frente a un daño inmenso general (incluyendo a los pocos).

Entre todos deberíamos acabar este despropósito, este dañino comportamiento que tanto nos cuesta. No podemos jugar de indiferentes o de que no es con nosotros. Hay que denunciar al indigente, al drogómano y a quienes integran la red de maleantes (a los pequeños y a los grandes), al idiota que arriesga la vida y al antisocial que exporta el cable y las barandas que se roban de nuestro país. También al intermediario que quema barrios intentando dejar el cobre sin cubiertas. La indiferencia es cómplice.

De paso pido a las autoridades y a la administración (ICE, CNFL así como a la Administración Tributaria) que investiguen más profundamente el asunto. Esto no puede continuar.

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