Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi
Lo debo confesar, soy adicto al zapping, al flipping y al grazing. El control remoto del TV ha hecho que aparezcan nuevas formas de aprovechar el tiempo. Se brinca o salta la programación huyendo de la publicidad (zapeo), de la programación aburrida o lenta (flipeo) o viendo varias
cosas a la vez (grazeo).

La sobreoferta de entretenimiento se nos hace pequeña. A veces cuesta encontrar algo nuevo y valioso. A veces no hay acción, otras veces va lento, se puede anticipar lo que va a pasar. En algunos casos es el propio árbitro quien congela un partido, como que no quiere juego. Algunas piezas de publicidad son demasiado obvias, aburridas o simplemente malas.
Pero eso será tema para otro día …En esa peregrinación por la TV me encontré, en unos de los programas de Aristegui (CNN en español, la mexicana Carmen Aristegui), una reveladora entrevista a unos caricaturistas mexicanos.
Una pieza de antología. Se explica uno tanto y comprende mucho de lo que está pasando.
Cuentan los entrevistados que ahora perciben muchos más centros de poder que antaño. Por tanto, han de acometer más hechos, más personajes, más situaciones y más controversias.
Asimismo (¡México, no Costa Rica!), manifiestan que ante la impunidad, la caricatura se convierte en una especie de reivindicador público de la justicia.
Igualmente, añaden que a veces más bien tienen que “descaricaturizar” a algunos personajes para lograr el efecto de crítica social.
Sabrosa entrevista la cual, desdichadamente, no he podido obtener “congelada” para repasarla (víctima de mis propias adicciones).
No obstante, digo que reveladora entrevista por el trasfondo, similitudes, reflexiones y exploraciones.
El choteo es una forma de emparejar la cancha. Lo que sucede es que no necesariamente es una “justa” forma de actuar. A veces parte el autor de que su punto de vista es correcto y cualquiera merece una “choteada”, una ridiculización o simplemente una referencia ofensiva.
Pero, por otra parte, ¡cuán cierto es que algunas veces el caricaturista dice lo que todos pensamos y no nos atrevemos a decir”.
En nuestro medio hay caricaturistas que generan opinión, otros que la siguen, otros que disparan desde su trinchera. Algunos son bondadosos y muestran situaciones, otros tienen solo personajes feos. Hay genialidades y hay simplemente ofensa.

Imitaciones geniales que no necesitan decir mucho: ni el nombre, ni la situación, ni la crítica. El oyente tiene que volar, pensar e indagar para seguir la jugada.
Con razón dicen que una imagen vale más que mil palabras. Cuando se “oyen” algunas de estas imágenes, el entendimiento se ve obligado a razonar intensamente.
Humor y política, chiste y crítica, reivindicación de valores y peligro de simplemente chotear. Sin embargo, es libre expresión, es empresa y tiene mucha inventiva.
El tema da para mucho más…
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