miércoles, 26 de marzo de 2008

VENDER EL SOFÁ

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Es un lugar común, el chistecito de quien vendió el sofá en el que su señora hacía el amor con su mejor amigo …Eso está pasando con el tema de los matrimonios por conveniencia. El que Costa Rica sea un vacilón para la delincuencia internacional, el que los temas de seguridad nos hayan rebasado, el que algunos usan la figura del matrimonio para lograr la residencia o una visa, nos tiene penando. Pero el problema no está en el sofá …No se trata de eliminar la vieja tradición de los matrimonios por poder. Se superaría con un viaje y menos notario. Ni el Notario, ni el Protocolo, ni el Matrimonio, ni el poder son causa del problema … la culpa no es del sofá.

Ya comentamos que nuestra legislación dejó vacío el matrimonio. “Peladito”, sin fines ni contenido conceptual. Un poco de auxilio mutuo y medio vida en común. Nada de amor, ni “affectio maritalis”, ni chiquitos ni familia. La Constitución Política lo conceptúa bien -célula de la familia, base de la sociedad-, pero el desarrollo legislativo fue diferente. Ha intervenido mucho la vida marital pero no la ha enriquecido. La “cosificación” del matrimonio no es culpa del “matrimonio por poder”.

La ley exige un poder especialísimo. Las autoridades cuentan que las solemnidades y formas están más que satisfechas. Es posible que estos matrimonios por conveniencia sean más fáciles para el notario que los otros. En los de verdad hay otras cosas, como la fecha, la ocasión, el deseo de que el notario sea como un sacerdote, que use fórmulas que nada tienen que ver con los requerimientos legales, que diga cuándo puede besarse la pareja, que vaya a una finca, que llegue “catriniado” a un club, que diga unas palabras … si no ha faltado quien le pide al notario que bendiga los anillos. A veces hay que hacer de maestro de ceremonias, otras hay que lucirse con el brindis y hasta acometer el tema de cómo meter hijos en el matrimonio, explicar las capitulaciones y tratar asuntos de naturalización por trascendencia.
Posiblemente, en la mentalidad de que “hay que hacer algo”, terminen los diputados eliminando los “matrimonios por poder”. Históricamente será un pecado, talvez electoralmente un peldaño.

Pero no habrán contribuido en nada a mejorar los matrimonios ni la seguridad de los ciudadanos. Simplemente vendieron el sofá.
Algunos gustan de escandalizar con los problemas sociales. Piden leyes a diestra y siniestra. Lo malo es que algunos diputados caen en la trampa, quieren legislar al por mayor, una ley por petición, un artículo por elector. Mucha letra y poco Derecho. Caen en el activismo legislativo.

Poco control político y mucha legislación, se enredan con los efectos y olvidan las causas, producen inflación jurídica y desvalorización del Derecho.

La deliberación legislativa debería ser promovida y no evitada. Es la reflexión pública del estado de la sociedad, es la explicación de la ratio legislativa, es una muestra de respeto por el pensamiento y la razón, por la lógica y el examen público del quehacer político.

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