lunes, 24 de marzo de 2008

CONCIERTO PAZ SIN FRONTERAS

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Una vez más la libertad, la inventiva, la creatividad y el sentido común le ganan a la guerra. De paso, se llevan de por medio a Hugo Chávez, a Ortega y a otros más, que andaban alentando la guerra.

La cosa es simple. Juanes propuso y resultó un éxito el pasado domingo 16 de marzo se realizó el concierto denominado Paz sin Fronteras. En lugar del masivo movimiento de tropas, pelotones, armas y amenazas que todos vimos en las noticias, el cantante logró mover corazones, arte, símbolos, claveles blancos, autorizaciones municipales, voluntades y música. Vives, uno de los carismáticos artistas presentes, refiriéndose a la banda única que usaron todos los cantantes, usó la metáfora de que cómo olían los ricos ritmos que se cocinaban allí. Miles de personas, vistiendo de blanco, asistieron al concierto, que tuvo como tarima el puente el puente Simón Bolívar, de unos 315 metros de largo, que marca la frontera entre Cúcuta y San Antonio del Táchira. Fue impresionante, sensacional y conmovedor.
De pronto, varios cantantes conocidos hacían coro para acompañar a Juan Luis Guerra en sus conocidas canciones. “Ojalá que llueva café en el campo” fue bailado y cantado por todos.
Las notas, la voz y el ritmo de Alejandro Sanz llegaron a todos, aunque tenga la entrada prohibida en Venezuela.

Miguel Bossé (súbdito español) llamó a todos “ciudadanos” y ensayó un locuaz discurso jurídico sobre contenidos constitucionales y el derecho a la paz. El ambiente se llenó con las románticas melodías de Ricardo Montaner. A la distancia muchos cantamos con él (“…tan enamoraaado…”). Juanes tendrá que seguirle pidiendo a Dios. Lo ha escuchado y ha sido generoso. Por algo se dice que quien canta reza dos veces. El costo ha sido grande, pero el resultado maravilloso, grande y constructivo. Una nueva lección para los calienta cabezas. Los latinoamericanos deberíamos seguir siendo así, prontos a cantar juntos, rápidos para las canciones románticas, prestos a rumbear y dispuestos a manifestarnos por la paz. Si la mayor parte habla español y es cristiana, tiene un pasado similar y sufre y goza por las mismas cosas, no se ve por qué hay que atender las llamadas a la guerra, la embriaguez de algunos ni la violencia de otros. Mejor el vallenato, el merengue, la balada y el clavel blanco.

Mucho mejor cantar juntos, bailar juntos y sentirse parte de la Humanidad, de la familia hispanoamericana, de hermanos que tienen los mismos sentimientos y gustan de las mismas tonadas. En lugar de los cañones y pelotones de Chávez, prefiero las canciones de Juanes. En lugar de los secuestros de las FARC, quisiera ser un pez para llenar de corales tu cintura, mojado en ti. En lugar de los llamados de guerra y morir por culpa de un militarón frustrado, prefiero que si me muero sea de amor …¡Felicidades Juanes y los unos cuantos que se han juntado (como ha dicho Bossé) para construir y cantar la paz!

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