miércoles, 16 de enero de 2008

AUSENCIA DE POLÍTICAS NACIONALES

Perspectiva
Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi

Algunas raras veces aparecen funcionarios públicos y actores políticos que miran más allá de lo inmediato y proponen políticas. Otras veces, la anécdota diaria consume a todos y no se pasa de proponer recetas diarias.
La mayor parte de las veces predomina la ansiedad tributaria y la fe ciega en el Estado. No se ha comprendido que se trata de una organización humana. Más limitada que la espontaneidad social, más limitada que la acción libre, más compleja que la acción individual.

Algunas cosas no están saliendo bien en Costa Rica. Perdimos la oportunidad del canal seco (tren interoceánico) en tanto Panamá amplía el suyo. Desde hace varias administraciones cobramos un impuesto especial a todos los usuarios de vehículos, con la promesa de dedicar los ingresos a carreteras y mejoramiento vial y el Estado ha sido infiel con la promesa. Cerramos los ferrocarriles precisamente cuando más los necesitaban nuestras carreteras y, además, exactamente cuando la energía eléctrica podría ser la alternativa nacional a los problemas derivados de los precios, escasez y complicaciones del petróleo. El Estado, los estatólatras y los biomberos (desde todas las actividades, no solamente las hospitalarias) arrinconan a la sociedad y a los individuos. Los persiguen, les prohíben, les reglamentan la vida, les cierran los negocios y las actividades y, mientras tanto, ¿qué hacen ellos por mejorar?
En algunas administraciones vuelven el rótulo para adentro y se olvidan del supuesto fin público por el que aparentemente existen o tienen algún monopolio. En otras, utilizan el aparato público para perpetuarse en el poder, justificar su permanencia y crear el clientelismo político. Otras son más complejas, inventan calidad de vida, cierran negocios y establecimientos y luego llegan con el “como te ayudara”. En este pulso diario y decadente, el particular procura sobrevivir y el funcionario público olvida su razón de ser. Y faltan las políticas nacionales: educación, energía y seguridad, derecho, justicia y desarrollo económico.

Muchos olvidan que no se puede hacer chocolate sin cacao. Otros piensan que la única oportunidad de desarrollo es el Estado y lo que éste pueda distribuir. Se les olvida que es esencial generar crecimiento y riqueza. Parecen no percatarse de que se gastan enormes recursos nacionales y sociales en la educación pública y su administración y los resultados no son proporcionales al esfuerzo que se hace por parte de la sociedad. Incluso se hacen los desentendidos cuando se objeta el tipo de educación que se fomenta y el que la sociedad debería tener una idea de hacia dónde se va. O al menos los padres y los individuos deberían tener voto preferente para decidir o escoger.

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