miércoles, 14 de noviembre de 2007

DON JUAN CARLOS

PERSPECTIVA
Columna de los miércoles en el Periódico La Prensa Libre

Por Federico Malavassi

Sucedió en la Cumbre Latinoamericana. Chávez -una vez más-, ofendía e interrumpía. Zapatero intentaba sacar la cara por España. Y… ¡el Rey habló! Sorpresa. Se indignó, se caracterizó y evidenció la falta de respeto de que eran objeto los representantes en la cumbre.

La víctima era Aznar, ex presidente del Gobierno Español. Chávez lo llamó “fascista”. Exactamente las pavas tirando a las escopetas. La verdad es que se ha puesto de moda el insultar con tal término, pero ¡cuidado! si más bien muchos de los que lo usan están más cerca de serlo.

El Partido Popular español es un partido más inclinado a las libertades públicas, economía de mercado y racionalización del Estado. Tales tendencias no van con el fascismo. Recuérdese que el fascismo acuñó aquello de “nada sin el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado…”. De manera que está más cerca de los fascistas Chávez que Aznar. Es cuestión de hacer un análisis político objetivo.

El uso de los medios de comunicación, las consignas nacionalistas, el recurso de lanzar a unos estamentos contra otros, el crecimiento del peso del Estado en la sociedad, el cercenamiento de las libertades públicas, la tendencia a perpetuarse en el poder… todo ello es conjugable con el fascismo. ¿Quién lo practica?

Por otro lado, una de las cosas que más impresiona en el análisis de la historia reciente, es el establecimiento de una monarquía constitucional en España con la llegada del Rey Juan Carlos. Incluso con la tendencia al reconocimiento de las regiones. La evolución política de España, la Constitución de 1978, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la integración a Europa, el funcionamiento de su Parlamento y el crecimiento económico son logros ejemplares. Nada de ello es parecido al fascismo.

Por otro lado, en el neopopulismo chavista y sus afanes de expansión, en su evocación bolivariana y sus “diálogos” bolivarianos ¿acaso no hay remedo de espectáculo y técnicas poco democráticas?

Para terminar la escena, el sandinista Daniel Ortega se rajó contra la empresa privada española. Flaco favor a Nicaragua y espanta inversiones que desperdicia el momento TLC que debería estarse viviendo. Creo que lo que ha sucedido marca un hito. Es una situación para recordar y vivir. Algunas cosas están empezando a evidenciarse y no podrán disimularse más.

La Cumbre quería ser otra cosa con sus intenciones y declaraciones, pero algunos, como las vacas, se pasearon en la salida.

Es hora de capitalizar tales desatinos, aprovechando la oportunidad que se brinda en favor de las instituciones de buen gobierno, libertad y Estado de Derecho.

A enemigo que huye, la oportunidad es calva. Hay que sacar ventaja de la real indignación, de la furia española y de que el panorama se aclara para muchos. ¿O no?

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