Columna de los miércoles en La Prensa Libre
Por Federico Malavassi
Ha aparecido en un proyecto de ley una inmensa amenaza para los motociclistas. Se trata de la ocurrencia de que solo pueda viajar una persona por moto.
El pretexto es la seguridad (al parecer, algunos pasajeros de motocicleta han sido asaltantes o delincuentes). Así surgen las ocurrencias …
Hace algunos años, la madre de una víctima de un serio asalto andaba promoviendo la prohibición para los cascos (de motociclista) cerrados y con vicera (porque no se podía identificar al agresor).
También hace algunos años otro legislador había tenido la misma idea de prohibir viajar acompañado en motocicleta, con el afán de impedir actos delictivos.
Realmente, tales iniciativas evidencian que algunas personas están fuera de la realidad. ¿Cuántos son los actos delictivos que se realizan por pasajeros de una motocicleta? ¿Es necesario andar acompañado para incurrir en un delito? Por supuesto que no hay estadística. De haberla, mostraría el enorme error en que se incurre con tal propuesta.
La mayor parte de los motociclistas son como la mayor parte de los costarricenses: gente de trabajo. La mayor parte de ellos usa su motocicleta como instrumento de trabajo y para desplazarse. Muchos de ellos no pueden siquiera aspirar a comprarse un automóvil, por ello usan la moto para viajar con su esposa, su novia, sus amigos o sus hijos.
La prohibición de que viaje más de uno por motocicleta sería una solemne barbaridad. Cercenaría el derecho a la libre circulación de muchos, impediría el desplazamiento de gente humilde, conculcaría una libertad esencial.
En Colombia, por ejemplo, han optado por exigir a los viajantes de moto que porte un chaleco en el cual esté bien visible el número de placa del vehículo. Aunque se trata de una norma que generaliza la prevención, al menos permite seguir ejerciendo el derecho (un tanto mediatizado).
Los maleantes usan moto, bicicleta, automóvil, avioneta y helicóptero. También usan celular, otros tipos de radiocomunicación y la Internet. Utilizan dinero, vuelos comerciales y muchos servicios profesionales. ¿Vamos a prohibir el uso de todo?
Los pobres motociclistas sufren atropellos, maltrato de la policía de tránsito, incomprensión de los demás conductores, el lamentable caos de nuestra red de carreteras y el irracional estado de la estructura pública; constantemente caen por causa de manchas de aceite, obstáculos, perros y otras imprevisiones. ¿Ahora tampoco podrán montar en su moto a su novia, a su esposa, a su amigo o a sus parientes?
Líbrenos Dios de este tipo de ideas.
El pretexto es la seguridad (al parecer, algunos pasajeros de motocicleta han sido asaltantes o delincuentes). Así surgen las ocurrencias …
Hace algunos años, la madre de una víctima de un serio asalto andaba promoviendo la prohibición para los cascos (de motociclista) cerrados y con vicera (porque no se podía identificar al agresor).
También hace algunos años otro legislador había tenido la misma idea de prohibir viajar acompañado en motocicleta, con el afán de impedir actos delictivos.
Realmente, tales iniciativas evidencian que algunas personas están fuera de la realidad. ¿Cuántos son los actos delictivos que se realizan por pasajeros de una motocicleta? ¿Es necesario andar acompañado para incurrir en un delito? Por supuesto que no hay estadística. De haberla, mostraría el enorme error en que se incurre con tal propuesta.
La mayor parte de los motociclistas son como la mayor parte de los costarricenses: gente de trabajo. La mayor parte de ellos usa su motocicleta como instrumento de trabajo y para desplazarse. Muchos de ellos no pueden siquiera aspirar a comprarse un automóvil, por ello usan la moto para viajar con su esposa, su novia, sus amigos o sus hijos.
La prohibición de que viaje más de uno por motocicleta sería una solemne barbaridad. Cercenaría el derecho a la libre circulación de muchos, impediría el desplazamiento de gente humilde, conculcaría una libertad esencial.
En Colombia, por ejemplo, han optado por exigir a los viajantes de moto que porte un chaleco en el cual esté bien visible el número de placa del vehículo. Aunque se trata de una norma que generaliza la prevención, al menos permite seguir ejerciendo el derecho (un tanto mediatizado).
Los maleantes usan moto, bicicleta, automóvil, avioneta y helicóptero. También usan celular, otros tipos de radiocomunicación y la Internet. Utilizan dinero, vuelos comerciales y muchos servicios profesionales. ¿Vamos a prohibir el uso de todo?
Los pobres motociclistas sufren atropellos, maltrato de la policía de tránsito, incomprensión de los demás conductores, el lamentable caos de nuestra red de carreteras y el irracional estado de la estructura pública; constantemente caen por causa de manchas de aceite, obstáculos, perros y otras imprevisiones. ¿Ahora tampoco podrán montar en su moto a su novia, a su esposa, a su amigo o a sus parientes?
Líbrenos Dios de este tipo de ideas.